sábado, 2 de julio de 2011

SUBIDA A URKIOLA

En un muy caluroso sábado, daba comienzo la prueba de Urkiola que tantas personas mueve año tras año, pero que este año es posible que a simple vista hubiera movido muchas más, dado que había personas acampadas en parte del tramo desde el miércoles de esa semana.
Era increíble ver lo llenas que estaban sobre todo las horquillas, y las personas que llegaban una vez comenzada la toma de tiempos, tenían difícil poder encontrar un hueco en el que poder ver algo más que un coche pasando rápido.

A pesar de no haber tenido muchos incidentes mas allá de los rutinarios toques por entrar quizá demasiado rápido en las curvas o por abrirse mucho al entrar en las horquillas, fue una carrera muy limpia en la que todos los pilotos, con excepción de algún retirado, pudieron disfrutar de las tres pasadas de la Subida.
Sorprendía las trazadas tan limpias que hacían más de la mitad de los pilotos con grandes ausencias de las derrapadas y cruzadas a los que están acostumbrados el publico allí presente.
El malestar surgido en pruebas como las de la Subida de Udana, provocaron una mayor exigencia de la organización hacia los pilotos, informando en el briefing previo  a la carrera que los pilotos que derraparan serían amonestados al final de la carrera.
Todo ello venia acompañado por una preocupación por la seguridad del publico y de los propios pilotos, pero estas exigencias no fueron tomadas de la misma manera por el público que reacciono a ellas con gran dureza hacia la organización y lo que provoco varias situaciones bastante incomodas protagonizadas por insultos y personas que arrojaban desde hielos hasta botellas a varias personas de la organización.
 Esto abre un debate sobre qué es más importante;  que las personas que acuden de público sean conscientes que algunos de los sitios en los que se ponen son peligrosos, o que el hecho de no poder controlar esto provoque unas restricciones tan fuertes que rompa con el espectáculo del que siempre se han caracterizado estas pruebas.

A pesar de todo ello, todas las personas presentes pudieron disfrutar de un soleado y divertido día de carreras en el que por suerte la sirena de las ambulancias apenas se escucho un par de veces.

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